La imagen personal es nuestra carta de presentación frente al mundo y ella se construye no sólo a través de la vestimenta sino a través de una gran diversidad de variables, hay que construir nuestra “marca personal”. Aprendiendo a manejar los distintos componentes que conforman nuestra imagen tendremos más oportunidades de causar una buena impresión en el interlocutor.
La propia conducta
Se trata de prestar atención a cómo nos desenvolvemos e interactuamos con los demás. Dentro de este aspecto está la comunicación no verbal, por ejemplo: la forma en que miramos, los gestos que hacemos, incluyendo el uso de las manos y cómo sonreímos, todo proyecta una imagen de nosotros mismos en nuestro destinario, mucho más fuerte que las palabras mismas. Por ejemplo, se suele decir que una persona que se sientra a una entrevista laboral de brazos cruzados, da la imagen de que se está colocando a la defensiva. Procupar poner tus manos sobre el escritorio entrelazando tus dedos y utilízalas para gesticular de manera moderada. La exageración tampoco es buena.
La proxemia
Tiene que ver con cómo manejamos el espacio en el que estamos. ¿Nos quedamos sin “avanzar” esperando a que el otro nos indique dónde ubicarnos o mostramos que somos capaces de ocupar cierto territorio? Este tema es muy importante en las entrevistas laborales. Por ejemplo, si nos indican que entremos a una sala de reuniones para esperar al entrevistador, el lugar donde nos ubiquemos dará un mensaje acerca de cómo percibimos nuestro rol y el suyo en esa situación. En ocasiones, cuando nos van entrevistar nos harán ingresar a una oficina donde está el entrevistador sentado detrás de su escritorio y sólo hay una silla lejos nuestro. El entrevistador estará atento a nuestra determinación. En ese caso no te quedes parado esperando que te indiquen que vayas por la silla. Lo mejor que puedes hacer es decir: “Permiso, voy a acercar aquella silla” e ir a buscarla y colocarla frente al escritorio para sentarte.
La vestimenta
En un contexto laboral, la vestimenta debe ser cuidadosamente seleccionada para no dar una imagen errónea. Desde luego que todo dependerá del lugar y el puesto para el que nos están entrevistando. No es lo mismo ir a una entrevista para ingresar a un banco que a una empresa de publicidad. Pero por regla general podemos decir que lo que se busca en estos casos esla sobriedad, que acompañará a nuestro comportamiento y a las palabras que utilicemos. Lo que decimos con las palabras debe quedar manifiesto también en la apariencia. En este aspecto una falta de sincronía entre lo que expresamos y lo que mostramos suele perjudicarnos muchísimo. Para las mujeres, es importante no excederse con prendas que puedan ser demasiado sugerentes (el escote, el largo, los colores). Los hombres, en tanto, deben hacer que sus prendas sean coherentes con la imagen que quieren que el otro tenga de ellos, prestando atención al largo de las prendas, los colores y las combinaciones. En cuanto a los accesorios, menos es más ya que queremos estar arreglados pero sin distraer la atención, por sobre todas las cosas, de nuestras capacidades para el puesto de trabajo en cuestión. El calzado juega un rol importante. Para hombres y mujeres se usan zapatos cerrados y más bien clásicos. Reiteramos, a menos que la empresa o el puesto para el que te entrevistes, indique que es mejor ir de zapatillas o algún otro calzado. Lo más importante es que cualquiera sea el calzado, siempre esté en condiciones. Sano y limpio por sobre todas las cosas. El cabello: es otro elemento clave ya que puede contribuir a nuestra imagen o bien puede distorsionarla por completo. El entrevistador o nuestro jefe, si ya estamos trabajando en esa empresa, al relacionarse con nosotros o entablar un diálogo, estará mirando nuestro rostro, y es imposible que no vea nuestro cabello, de ahí su importancia relativa. Este punto es especialmente relevante para las mujeres ya que el objetivo es que estemos arregladas sin que se pueda interpretar como un elemento sensual. Por ejemplo, se desaconseja el cabello suelto con ondas o rulos, porque el constante movimiento o manipulación del mismo se percibirá como una actitud sugerente y puede atentar contra la imagen que deseamos proyectar. El maquillaje: apelar a la sobriedad no significa dejar de usar maquillaje sino utilizar aquellos tonos que resulten más sentadores y pertinentes ¿Qué opinión les merecería una candidata a un puesto laboral con un labial colorado intenso? Si bien lo ideal es que nos juzguen solamente por nuestras habilidades o conocimientos, estamos en contacto con otras personas, y la manera en la que nos desenvolvemos resulta vital.
El rol que juegan las percepciones es un factor que incide en el ámbito laboral. ¿Quién le hubiera dado un puesto de trabajo a Elle Woods, la abogada que sólo vestía rosa en “Legalmente Rubia”? En nuestra mente están instalados ciertos “prototipos” o “modelos de lo esperable”, que dominan nuestro imaginario a la hora de encontrarnos con alguien. Si la imagen personal no responde de alguna manera a estas expectativas sociales, sufriremos un problema en la comunicación, favoreciendo malentendidos, bloqueando el interés de nuestro interlocutor y entonces perdiendo lugares que esperábamos alcanzar. Lo que manifestamos con nuestras palabras es obviamente relevante, pero constituye un pequeño porcentaje en relación a las demás variables que venimos desarrollando. Y otro de los grandes factores es el paralenguaje. Es decir, la manera en la que decimos las cosas, el tono que les damos a las palabras, la modalidad que asumimos al hablar, todo eso da cuenta de nuestra percepción y nuestros sentimientos. El sentir, la energía y hasta la forma de modular que pongamos al hablar, hará variar por completo la respuesta del otro, aunque nuestro discurso sea el mismo. Es vital pronunciar las palabras correctamente, mantener un tono de voz natural que no sea monótono durante la conversación, hablar de forma pausada evitando los extremos. Los invitamos a compartir en los comentarios sus experiencias en entrevistas laborales para que todos aprendamos de ellas.
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